El sábado 18 por la mañana, El Centro Activa-T de Bienestar
y Salud que dirige y coordina Manuel Navarro, estuvo presente en las VIII
Jornadas Técnicas “Conociendo la esclerosis múltiple: El reto de la
superación” que organiza cada año la asociación
de esclerosis múltiple de Elche (AEMEC)
Durante el evento diferentes ponentes médicos, preparadores
físicos y psicólogos, pusieron de
relieve la actual situación de la enfermedad y plantearon diferentes factores y
técnicas para mejorar la calidad de vida de los afectados.
La E.M (Esclerosis Múltiple) cómo el cáncer, el Parkinson, el Alzheimer y la Fibromialgia, son algunas
de las patologías más relevantes en este milenio. En la actualidad la E.M. no cuenta con una cura definida, por
lo que se trata de paliar los efectos mediante técnicas y fármacos diversos que
permitan a sus afectados llevar una vida
lo más normal posible.
En la conferencia titulada “ Factores Ambientales y E.M” la
doctora Dolores Sala, neuróloga del Hospital General de Elche, puso de
manifiesto como los cambios de la temperatura, la hidratación, el stress y otros factores intervenían en mayor o menor
medida en las personas con E.M. de forma positiva o negativa. Llegándose a
demostrar que un aumento de la temperatura exterior incidía directamente en la aparición de más
períodos de crisis en los afectados.
En la ponencia impartida por D. Ramón Jesús Gómez i Illán ,
Ldo CAFD, sobre “Los Beneficios de un programa de entrenamiento de fuerza sobre
la fatiga percibida en pacientes con E.M.”
Se desmitificó la creencia en la cual muchos pensaban que
una persona con E.M, no podía realizar ejercicio de fuerza, pero mediante un reciente estudio llevado a cabo
por la U.M.H, señala como conclusiones
preliminares una serie de aspectos relevantes como:
La práctica de ejercicios de fuerza, durante un período de
ocho semanas, llevado a cabo dos días a la semana, con una hora de duración
obtuvo una mejora en todos los participantes en cuanto a la reducción de la
fatiga, funcionalidad y aumento de la
fuerza isométrica e isocinética frente a los que no participaron.
Lo que se traduce, en que todos los participantes durante la
realización de una rutina de ejercicios de tonificación, fueron percibiendo que
se cansaban menos y que tenían más fuerza a la hora de realizar, no solo los
ejercicios, sino tareas de la vida
cotidiana como caminar, ir de compras, etc, lo que se traducía en una mejora de
su nivel y calidad de vida.
Esta investigación deja una puerta abierta y propone la actividad física de forma controlada, como una herramienta útil en el tratamiento
de esta patología.
Es por ello que animamos desde aquí, a que todas las personas practiquen algún
tipo de actividad o deporte.